Dolencias de la retina llevan al año al CHUS a 89.000 pacientes

Reducir el número de inyecciones en el ojo con medicamentos, objetivo de una investigación de Farmacia // “Para el enfermo es traumático”

El Complejo Hospitalario Universitario de Santiago atiende a 89.000 pacientes al año con enfermedades retinianas. En la actualidad, oftalmólogos, farmacéuticos y genetistas del Instituto de Investigación Sanitaria de Santiago (IDIS) trabajan en la búsqueda de soluciones para estos usuarios.

Dirigidos por Anxo Fernández Ferreiro, especialista en Farmacia Hospitalaria en el área sanitaria de Santiago e investigador Juan Rodes en el IDIS, tres jóvenes científicos están realizando sus tesis doctorales centradas en la Degeneración Macular Asociada a la Edad, principal causa de deterioro visual en mayores de 65 años y cuya prevalencia se prevé que se duplique en la próxima década.

Recientemente, acaban de publicar dos trabajos de alto impacto que recogen las bases de los principales factores farmacogenéticos y farmacocinéticos implicados en la falta de respuesta al tratamiento de esta enfermedad ocular.

Además, gracias a la financiación conseguida a través del Instituto de Salud Carlos III, desde enero de 2019 están incorporando en un ensayo clínico a nuevos pacientes con DMAE.

La causa de esta patología es multifactorial, y está influenciada por la edad, origen étnico y una combinación de factores ambientales y genéticos.

Ferreiro indica que las inyecciones intravítreas de antiangiogénicos son el tratamiento habitual de esta dolencia, y que gracias a las mismas la expectativa de recuperación visual es una realidad. Pese a ello, reconoce que “poner estas inyecciones es traumático para el paciente en un principio”. Recuerda que “hay pacientes que no mejoran y pierden visión por lo que la investigación es la única herramienta que puede aportar respuestas”.

Sobre estas inyecciones, el investigador principal explica que “en función de la genética de cada enfermo estamos viendo su respuesta, ya que nuestro fin es poder llegar a darles un tratamiento farmacológico personalizado”.

LIBERACIÓN RETARDADA. En el caso del trabajo de Andrea Luaces, investigadora predoctoral de la Xunta, éste se centra en el desarrollo de sistemas de liberación retardada de antiangiogénicos que permitan disminuir el número de inyecciones que reciben los pacientes. Esta joven investigadora también se encarga del estudio de la farmacocinética preclínica de dichos fármacos usando para ello novedosas técnicas de radiomarcaje para su determinación con técnicas de imagen molecular.

Santiago. Almuiña Varela, residente de tercer año del servicio de Oftalmología, ha centrado sus investigaciones en la búsqueda de marcadores de imagen tomográficos que permitan predecir y evaluar la evolución clínica y la respuesta al tratamiento con fármacos antiangiogénicos en los pacientes afectados por DMAE. En colaboración con el grupo Varpa (Visión Artificial y Reconocimiento de Patrones) de la Universidad de A Coruña, desarrollan sistemas de análisis de imágenes, basados en modelos de inteligencia artificial, que faciliten individualizar los tratamientos para mejorar la atención clínica de los pacientes atendidos en el CHUS.

Por su parte, Laura García Quintanilla, residente de cuarto año del Servicio de Farmacia Hospitalaria en la Xerencia de Xestión Integrada de Santiago, está centrando sus investigaciones en la farmacocinética y farmacogenética del Ranibizumab (medicamento para la DMAE) en la búsqueda de un modelo poblacional que permita evaluar las diferencias de respuesta al tratamiento y establecer una correcta estratificación de los pacientes.

En colaboración con la Fundación Pública Galega de Medicina Xenómica, Laura García busca nuevos parámetros genéticos que sean determinantes para el éxito terapéutico.

RETO. Como conclusión, Anxo Fernández asegura que “en un futuro próximo estos resultados permitirán mejorar de manera significativa la calidad visual de los pacientes con Degeneración Macular Asociada a la Edad, siendo una vez más la apuesta por la investigación, desarrollo e innovación (I+D+i) un punto clave e imprescindible en sanidad para que esto pueda llegar a producirse”.

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